Eréndira, la guerrera purépecha que se opuso a la conquista.

Eréndira.

En diversos libros de historia podemos ver plasmada la historia de los diversos pueblos prehispánicos que fueron conquistados por los españoles.

Algunos con contenidos que nos ayudan a adentrarnos en sus costumbres, sus cultos, pero sobre todo sobre su lucha para evitar ser derrotados.

Entre todos los pueblos que lucharon para conservar su hegemonía, existió uno muy específico donde su  líder parecía que entregaría todos sus bienes a los españoles con tal de conservarse sano y salvo, este fue el pueblo purépecha donde su líder llevaba el nombre de Tanganxoan y aparentemente no tenía la menor intención de luchar contra la invasión española.

¿Pero quienes fueron los Purépechas?

No existe una base bien fundamentada del origen de los purépechas pero se dice que fue por medio de la migración de diversos pueblos que a orillas del rio Pátzcuaro se comenzó la formación de los Tarascos, a mando de  Cazonci (gobernante purépecha) que después de su muerte dividió las tierras en 3  partes: Pátzcuaro para su hijo Hiquingare, y a sus sobrinos Hiripan y Tangaxoán les asignó Ihuatzio y Tzintzuntzan.

Tangaxoán tendría un hijo que sería el que establecería el modo tributario para toda la sociedad purépecha y para todo aquel pueblo que iba conquistando.

Debido a que los Purépechas tenían un gran manejo de metales, sus armas  eran realmente poderosas, es por ello que muchas de sus guerras contra los aztecas y otras culturas eran muy sangrientas.

Para 1525, el rey purépecha Tangáxoan Tzíntzicha (Tangáxoan II), nieto de Tangáxoan I, sería quien tendría que tomar una decisión muy importante, si luchar contra los españoles o jurar lealtad.

Y a pesar de que los integrantes de la cultura purépecha querían luchar por su pueblo, el rey decidió jurar lealtad a los españoles.

A oídos de todos habían llegado ya noticias sobre las invasiones españolas y aunque todos se reusaban a que esta invasión llegara al pueblo purépecha, existía una pequeña y valerosa mujer, que amaba su pueblo y no concebía la posibilidad de que este fuera tomado por los españoles.

Su nombre era Eréndira.

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¿Quién era Eréndira?

Se dice que Eréndira fue una princesa de la nobleza purépecha, su nombre significaba «Mañana risueña». Se dice que esta mujer destacaba por su belleza inigualable, y aunque existen varias versiones sobre ella, existe una leyenda que desataca sobre aquellas que cuentan que Eréndira fue una doncella sensible y temerosa.

Aquella  leyenda que destaca sobre las demás habla de una Eréndira fuerte, poderosa y llena de coraje para derrotar a los invasores.

Por su belleza Eréndira fue muy asediada por los hombres pero ella amaba su libertad, entre sus seguidores existía alguien especial que le juraba amor eterno su nombre era Nanuma, le pedía fervientemente a Eréndira que fuera su esposa.

Erendira se limitaba a contestar diciendo que Ella amaba los llanos, amaba las montañas de su Michoacán, amaba su aire y su cielo, sus lagos y sus campos, nunca podría pertenecer a alguien más de lo que pertenecía al viento y a los árboles.

Es por ello que surge la siguiente leyenda:

“Cuenta la leyenda que se celebraba en el Gran Templo una ceremonia en honor a Xaratanga, la diosa de la Luna.

Llegó entonces la hora que los tarascos llamaban Inchatiro, el momento en que el sol desaparece debajo del horizonte y la Luna se levanta como un gran disco con todo su esplendor.

La gente se apiñaba en silencio, cuando el rey y su comitiva hicieron su entrada y tomaron asiento. Un sacerdote ingresó entonces al santuario, y fue ahí que se oyó un grito terrorífico que desgarró el silencio de la noche. Los alaridos aumentaron, el sacerdote volvió a salir, seguido de cuatro guerreros que llevaban atada a una bestia que jamás se había visto en aquel país. Una bestia que infundía pánico con sus endemoniados ojos y de cuyas fauces salía aquella voz tan aterradora que hacía temblar a la muchedumbre.

La fiera luchaba por liberarse, en sus ojos asomaba la ira y su hocico vertía espuma. Los sacerdotes pusieron a la bestia en la piedra de los sacrificios y el sacerdote, pálido, sacó su cuchillo de obsidiana y jade, lo hundió en el pecho de la bestia y rápidamente sacó su corazón.

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Eréndira se volvió hacia Nanuma y le dijo:

-¡Hoy es la bestia y mañana serán los españoles los que mueran así! Entonces, yo seré tu esposa.

Nanuma difícilmente podía creer lo que había escuchado.

Eréndira se encargó de infundir valor a las princesas y a los capitanes del ejército, burlándose de los españoles. Sembraba en cada persona que la escuchaba el amor a su tierra que ardía en su corazón. En una ocasión que pudo hablar con Nanuma le dijo:

– Tú eres el que derrotará al ejército de los invasores, y cuando regreses victorioso, yo seré tu recompensa.

-¿Y si fallo?- preguntó el guerrero.

Iré a llorar sobre tu sepulcro y sembraré en tu yácata las más hermosas flores de nuestros campos.

Esta idea hizo temblar a Nanuma.

– No te preocupes, entonces, que yo lucharé hasta morir.

– No nos rendiremos porque somos más grandes y fuertes. ¿No nos han protegido los dioses siempre? ¿No vencimos con ingenio las dos veces que los mexicanos quisieron conquistar este país? ¿No es verdad acaso que Curicaueri, al principio de los tiempos, hizo al hombre de barro, más éste se desbarató al entrar al agua? ¿No lo reconstruyó entonces de ceniza, pero queriendo que tuviera más consistencia? ¿No formó a nuestros hombres de metal? ¿No son tus guerreros de metal, Nanuma?

No tengas piedad entonces Nanuma, cuando estés allá en el campo de batalla, pues sé que eres tú el más valiente de los guerreros y llevarás a nuestro ejército a triunfar sobre los invasores.

Una mañana marcharon las tropas del ejército michoacano por las calles de Tzintzúntzan, a la vista de Tzimtzicha, quien estaba inquieto por el resultado de la guerra que aquel ejército estaba a punto de iniciar. Hernán Cortés envió a su ejército a encontrarlos comandado por su más valiente capitán, Cristóbal de Olid.

La guerra se desencadenó en la ciudad de Taximora, que había sido tomada por el ejército tarasco, que caía valientemente frente al hierro del enemigo. Aquellos que no se sacrificaban en la lucha desigual quedaron mudos de espanto al oír los disparos de los españoles y emprendieron una vergonzosa fuga para lograr su salvación.

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Nanuma y otros nobles fueron los mensajeros de la vergonzosa derrota. Eréndira decepcionada se volvió sin evitar que dos lágrimas se derramaran sobre sus mejillas.

En vano quiso Nanuma hablar con Eréndira:

– Dime entonces, ¿qué debía hacer? –

– ¡Morir!, los españoles te enseñarán pronto el oficio de los hombres que no saben morir por su patria.

Timas habló entonces a los hombres que lo rodeaban y, aquellos que estaban decididos a defender su patria hasta la muerte, juraron hacerlo y armándose de hondas y de flechas fueron al templo. A las mujeres y a los niños se les ordenó huir a los montes, mientras ellos esperaban la venida de los invasores.

Cristóbal de Olid y su ejército entraron a la ciudad, mientras un millar de hombres comandados por Timas esperaban en el templo. Tzimtzicha se había rendido ya ante Olid cuando el grito de guerra se oyó en toda la ciudad.

 

Heroicamente lucharon Timas y los defensores del templo, más el enemigo era por varios miles más numeroso. Cristóbal de Olid envió al combate a todas sus huestes que barrieron con todo lo que quedaba de los purépechas, pero algunos lograron escapar huyendo hacia el monte.

El ejército de Cristóbal de Olid revisaba los cuerpos buscando los cadáveres de los españoles.

El manto de la oscuridad se fue disipando hasta la llegada de la luz, que dejaba ver la ruina.

El suelo estaba tapizado de muertos en su mayoría de purépechas, junto con mexicanos y tlaxcaltecas que venían con los españoles. Había llegado el ocaso de una de las culturas más grandes de América, tras la muerte valiente de los michoacanos.”

Leyenda tomada de https://matadornetwork.com/es/erendira-la-gran-heroina-de-michoacan/

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Eréndira un misterio de la cultura purépecha

Como podemos ver los purépechas fueron una cultura de gran representación en nuestra historia, una sociedad de gran valor y con un desarrollo en metalurgia sorprendente.

Eréndira sin embargo es un personaje idealizado de una mujer que luchó por su pueblo, dentro de  la historia purépecha podemos encontrar variantes respecto de esta mujer.

Ya que en algunos textos juega papel como hija del  gobernante y en otros se representa como la hija del mensajero del gobernante.

Podemos encontrarla como la princesa sensible o la princesa fuerte y poderosa.

A tal punto que un viajero italiano que visitó Pátzcuaro en los años ochenta  después de ver el gran mural donde  aparece Eréndira luchando fusionó esas dos personalidades de esta mujer adjudicándole una leyenda más, en el que se reconoce a  Eréndira como una mujer que fue combativa pero cuando vio su tierra perdida para siempre se puso a llorar y formó el lago de Zirahuén.

Sea cual sea la realidad de Eréndira sabemos que es un personaje representativa de la historia purépecha, y su misteriosa leyenda no deja de sorprendernos.

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